
ucha gente desconfía del proceso de unidad que viene desarrollando la oposición democrática impulsada por los cuatro, ahora seis, líderes de la oposición y, en cierta medida, tienen razón. Esa desconfianza surge porque ya se han vivido experiencias de unidad fracasadas, que han durado “hasta el día siguiente de las elecciones” o porque muchos otros creen que la unidad debe nacer con todos los mecanismos de seguridad para funcionar sin sobresaltos, desde el inicio de su acta de nacimiento. En ambos casos hay razón, pero no podemos dejar de considerar que la unidad es un proceso de construcción política y como tal es contingente, por tanto hay que trabajar minuciosa y cotidianamente para superar las amenazas/debilidades y asegurar las fortalezas que pueda tener en una perspectiva de mediano plazo.
En ese sentido, sería prudente, quienes se encuentran tomando las decisiones del proceso de construcción unitaria puedan considerar los siguientes criterios:
1. El bloque de oposición democrática debe inspirar confianza en la ciudadanía actuando con transparencia y ética. La confianza es un principio fundamental de las relaciones interpersonales y de la política y la ciudadanía tiene que percibir que se está construyendo “confianza” al interior del bloque de oposición democrática; que sus acciones están enmarcadas en los criterios básicos acordados y que cada dirigente presidenciable está actuando en interés de aportar a la solución consensuada a los problemas que vivimos. Una muestra de esa confianza y de una efectiva construcción unitaria será la de ir superando, poco a poco, las banderas partidarias para abrazar la bandera boliviana de la unidad superior.
2. La unidad que se viene forjando es para ganar las próximas elecciones y para sacar al MAS del gobierno. Pero, ello no es suficiente. Esa victoria deberá permitir llegar al “poder” con una mayoría parlamentaria que facilite la gobernabilidad y pueda ejecutar un programa de reconstrucción nacional que reencauce la institucionalidad, la vida económica y política en el marco de la democracia; por tanto, antes de llegar al gobierno se deberá tener claro lo que se tenga que hacer y se deberán tener diseñadas las primeras medidas de impacto a tomar en todos los espacios del aparato estatal. (No podemos permitirnos un gobierno improvisado y sin norte como fue el de Jeanine Áñez).
3. La unidad posible que se viene gestando no puede ser una unidad electoralista que dure “hasta el día siguiente de las elecciones” como sucedió, explícitamente, en las elecciones del 2014. Para que el bloque de unidad democrática deje de ser electoralista, no solo debe tener una propuesta factible y con visión estratégica, sino que debe generar las condiciones para que funcione como una institución política para la democracia, con reglas internas de juego democráticas que permitan su organización, con mecanismos adecuados de participación y de toma de decisiones, con procesos y modalidades de consulta interna atendiendo las demandas e iniciativas de la ciudadanía y con mecanismos para el surgimiento de los nuevos liderazgos.
4. Si se quiere que la unidad del bloque de oposición democrática tenga futuro, más allá de las elecciones, será fundamental que se fortalezca con procesos de capacitación política en temas referidos a la propuesta programática; a la gestión del aparato estatal (Ley safco, el estatuto del funcionario público, la responsabilidad por la gestión pública y otros); a la formación en valores; a la historia contemporánea del país, etc. La ciudadanía participante de este bloque no deberá ser considerada sólo como activistas, sino como sujetos de un proceso histórico que lo están construyendo y de actores calificados, donde la educación/capacitación son factores fundamentales de la acción política.
5. El fundamento político del bloque de unidad es la democracia; una concepción de democracia que se practica al interior del bloque y que se proyecta en la consolidación de la democracia en el país. La democracia como concepción de vida política personal y colectiva. Sobre esa base, la acción política deberá estar enmarcada en la lucha activa/no violenta, en el diálogo, el debate, la búsqueda de consensos y la construcción de un genuino discurso de reconciliación nacional frente a los discursos polarizantes (masismo y neoliberalismo radical) que tanto daño han hecho al país.
6. Será importante considerar el contexto internacional en dos aspectos. Por una parte, el apoyo que se requerirá de los países y los organismos internacionales para la reconstrucción del país y, por otra parte, por la enorme cantidad de bolivianos que radican en el exterior y que se convierten en una fuerza política que puede influir en los resultados electorales.
La ciudadanía que, poco a poco, se va adhiriendo a la construcción de este bloque democrático está depositando sus esperanzas en un proyecto unitario con miras estratégicas y de largo plazo. Un proyecto de unidad que, para su consolidación, debiera ser entendido como la construcción de una Institución política para la democracia que garantice la continuidad de la reconstrucción y el desarrollo nacional.
Edgar Cadima Garzón es matemático y educador.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.